Chomsky acerca de Bin Laden, la pol�tica estadounidense y Afganist�n

Entrevista con Noam Chomsky por Radio B92, Belgrado

19 de septiembre del 2001

P: �Por qu� cree Usted que se hayan ocasionado estos ataques?

Para contestar a la pregunta primero tenemos que identificar a los ejecutores de los cr�menes. En general se supone de forma plausible que �stos tienen su origen en la regi�n del Oriente Medio y que los ataques probablemente remontan a la red de Osama Bin Laden, una organizaci�n compleja y muy extensa, sin duda inspirada por  Bin Laden pero que no act�a necesariamente bajo su control. Supongamos que esto sea cierto. Entonces para contestar a su pregunta una persona sensata intentar�a darse cuenta de los puntos de vista de Bin Laden y de los sentimientos de la gran reserva de sostenedores que tiene en toda la regi�n. Con respecto a todo esto tenemos muchisima informaci�n. Bin Laden ha sido entrevistado extensivamente a lo largo de a�os por especialistas del Oriente Medio muy fiables, en particular por el m�s eminente corresponsal de la regi�n, Robert Fisk (Independent de Londres), que conoce �ntimamente la regi�n entera y tiene  una experiencia directa de d�cadas. Bin Laden, millonario saud�, lleg� a ser un l�der isl�mico militante durante la guerra [llevada a cabo] para expulsar a los Rusos de Afganist�n. Era uno de los muchos extremistas fundamentalistas religiosos enrolados, armados y financiados por la CIA y sus aliados de los servicios de inteligencia pakistan� con el fin de ocasionar el m�ximo da�o a los Rusos � y  probablemente retrasando su retirada, seg�n sospechan muchos analistas� aunque  no est� claro, y tampoco es particularmente importante,  si �l personalmente lleg� a tener contacto directo con la CIA. No sorprende que la CIA prefiri� a los combatientes m�s fan�ticos y crueles que pudo movilizar. El resultado final fue "destruir un r�gimen moderado y crear uno fan�tico a partir de grupos imprudentemente financiados por los Americanos " (el corresponsal del London Times Simon Jenkins, tambi�n un especialista de la regi�n). Estos �Afganos�, como se les llama, (muchos, como Bin Laden, no son de Afganist�n) realizaron operaciones terror�stas m�s all� de la frontera, en Rusia, pero las cesaron cuando Rusia se retir�. Su guerra no era contra Rusia, que ellos despreciaban, sino contra la ocupaci�n rusa y los cr�menes rusos contra los musulmanes.

De toda manera los �Afganos� no cesaron sus actividades. Se sumaron a las fuerzas musulmanas de Bosnia en las guerras de los Balcanes; Estados Unidos no se opuso, as� como toler� el apoyo que les brind� Ir�n por motivos complejos que no necesitamos perseguir aqu�, salvo observar que la preocupaci�n para el destino siniestro de los Bosnios no era relevante para �l. Los �Afganos� tambi�n est�n luchando contra los Rusos en Chechenia y es bastante probable que est�n involucrados en la realizaci�n de ataques terroristas en Mosc� y en otras partes del territorio ruso. Bin Laden y sus �Afganos� se rebelaron a Estados Unidos en 1990, cuando establecieron bases permanentes en Arabia Saud� � desde su punto de vista, un equivalente de la ocupaci�n rusa de Afganist�n, pero mucho m�s significativa por el estatus especial de Arabia Saud� como guardi�n de los santuarios m�s sagrados.

Bin Laden tambi�n se opone firmemente a los reg�menes corruptos y represivos de la regi�n, que considera �no isl�micos�, incluyendo el r�gimen de Arabia Saud�, que es el r�gimen fundamentalista isl�mico m�s extremista del mundo, a parte los Talibanes, y desde su origen un aliado �ntimo de Estados Unidos. Bin Laden desprecia a Estados Unidos por su apoyo a estos reg�menes. As� como otros en la regi�n, est� indignado por el largo apoyo de Estados Unidos a la brutal ocupaci�n militar israel�, que ahora lleva 35 a�os: la firme intervenci�n diplom�tica, militar y econ�mica de Washington en apoyo a los asesinatos, al duro y destructivo estado de sitio de muchos a�os, a la humillaci�n cotidiana a que est�n sujetos los Palestinos, a las colonias que se expanden con el objeto de romper los territorios ocupados en cantones parecidos a los Bantustanes y de controlar los recursos,  a la vulgar violaci�n de la Convenci�n de Ginebra y a las dem�s acciones que son reconocidas como cr�menes en todo el mundo excepto en Estados Unidos, que tiene la principal responsabilidad de ellas. Y como otros, �l se opone al apoyo que Washington brinda a estos cr�menes con el ataque estadounidense y brit�nico contra la poblaci�n civil de Irak, que lleva d�cadas y que ha asolado a la sociedad y ha ocasionado miles de muertes al mismo tiempo en que fortalec�a a Saddam Hussein � que ha sido un amigo �ntimo y un aliado de Estados Unidos y de Gran Breta�a justamente durante sus peores atrocidades, incluyendo la gasificaci�n de los Kurdos, como lo recuerda bien la gente de la Regi�n, aunque los Occidentales prefieran olvidar los hechos. Estos sentimientos se comparten mucho. El Wall Street Journal (14 de Sept.) ha publicado un examen de las opiniones de musulmanes ricos y privilegiados de la regi�n del Golfo (banqueros, profesionales, hombres de negocios con relaciones muy estrechas con Estados Unidos). �stos expresaron m�s o menos los mismos puntos de vista: resentimiento contra la pol�tica de Estados Unidos de apoyar los cr�menes israel�es y de bloquear por muchos a�os el consenso internacional sobre un acuerdo diplom�tico mientras asolaba a la sociedad civil irak�, apoyando reg�menes antidemocr�ticos duros y represivos en toda la regi�n e imponiendo barreras contra el desarrollo econ�mico  "apuntalando a reg�menes opresivos." Estos sentimientos son mucho m�s amargos entre la gran mayor�a de la gente que sufre una pobreza y una opresi�n profunda y originan la furia y la desesperaci�n que llevaron a los bombardeos suicidas, tal como lo entienden com�nmente aquellos que se interesan por los hechos.

Estados Unidos y una  buena parte de Occidente prefieren una historia m�s confortante. Citando el an�lisis principal del New York Times (16 de Sept.), los ejecutores actuaron por "odio hacia los valores queridos por Occidente, tales como la libertad, la tolerancia, la prosperidad, el pluralismo religioso y el sufragio universal". Las acciones de Estados Unidos no son relevantes, y por lo tanto ni siquiera necesitan ser mencionadas (Serge Schmemann). �sta es una imagen conveniente y la postura general no es desconocida en la historia intelectual; de hecho est� conforme con la norma. Se da el caso de que est� totalmente en desacuerdo con todo lo que sabemos, pero tiene todo el m�rito de la autoadulaci�n y del apoyo acr�tico al poder.

Tambi�n se reconoce ampliamente que Bin Laden y otros como �l llaman a "un gran ataque contra los Estados musulmanes", lo que ocasionar�a que "los fan�ticos se amontonar�an [para sumarse] a su causa� (Jenkins, y muchos m�s). Esto tambi�n es familiar. El ciclo de la espiral de la violencia es t�picamente bienvenido por los elementos m�s duros y brutales de ambas partes, un hecho bastante evidente en la historia reciente de los Balcanes, por citar s�lo uno de los muchos casos.

P: �Qu� consecuencias tendr�n [los ataques] en la pol�tica interna de Estados Unidos y en la autopercepci�n de los Americanos?

La pol�tica estadounidense ya se anunci� oficialmente. Se le ha ofrecido al mundo una "elecci�n severa": un�os a nosotros o "enfrentaos a una perspectiva cierta de muerte y destrucci�n". El Congreso ha autorizado el uso de la fuerza contra cualquier individuo o Pa�s que el Presidente establezca que est� involucrado en los ataques, una doctrina que cada sostenedor considera ultracriminal.  Esto puede demonstrarse f�cilmente. Preguntaos simplemente c�mo habr�a reaccionado la misma gente si Nicaragua hubiese adoptado esta doctrina despu�s de que Estados Unidos rechazara las �rdenes de la Corte Mundial de cesar su  "uso ilegal de la fuerza" contra Nicaragua y de que pusiera el veto a una resoluci�n del Consejo de Seguridad que invitaba a los Estados a observar la ley internacional.  Y ese ataque terrorista fue mucho m�s violento y destructor que la atrocidad actual.

En cuanto a c�mo se percibe la cuesti�n aqu�, esto es mucho m�s complejo. Habr�a que tener presente que los medios de comunicaci�n y los intelectuales generalmente tienen sus propios �rdenes del d�a.  Adem�s la respuesta a esta pregunta es en gran medida una cuesti�n de decisi�n: como en mucho otros casos, con dedicaci�n y energ�a suficiente pueden anularse los esfuerzos para estimular el fanatismo, el odio ciego y la sumisi�n a la autoridad. Todos lo sabemos muy bien. 

P: �Espera Usted que Estados Unidos cambie profundamente su pol�tica hacia el resto del mundo?

La respuesta inicial ha sido la de llamar a la intensificaci�n de las pol�ticas que llevaron a la furia y al resentimiento que proveen el trasfondo de apoyo para el ataque terrorista, y la de  llevar adelante de manera m�s intensiva la agenda de los elementos m�s duros del liderazgo: aumento de la militarizaci�n, autoritarismo al interior del Pa�s, ataque a los programas sociales. Hay que esperarse todo esto. Adem�s los ataques terroristas y la espiral de la violencia que �stos muchas veces engendran, tienden a fortalecer la autoridad y el prestigio de los elementos m�s duros y represivos de una sociedad. Pero no hay nada de inevitable en la sumisi�n a este curso.

P: Despu�s del primer shock lleg� el miedo a lo que iba a ser la respuesta de Estados Unidos. �Usted tambi�n tiene miedo?

Toda persona sana tendr�a que tenerle miedo a la probable reacci�n � la que ya se anunci�, la que probablemente responde a las oraciones de Bin Laden. Es altamente probable que haya una espiral de violencia, de la forma acostumbrada pero en una escala m�s grande.

Estados Unidos ya exigi� a Pakist�n que cesara la comida y los otros abastecimientos que est�n manteniendo con vida al menos a una parte de la poblaci�n de Afganist�n, que est� sufriendo y muri�ndose de hambre. Si se realiza esta pretensi�n, morir� un n�mero desconocido de personas, posiblemente millones, que no tienen la m�s remota relaci�n con el terrorismo. D�jenmelo repetir: Estados Unidos est� exigiendo que Pakist�n posiblemente mate a millones de personas que son ellas mismas v�ctimas de los Talibanes. Esto no tiene nada que ver ni siquiera con la venganza. Se encuentra en un nivel moral hasta mucho m�s bajo que �sta. La importancia es aumentada por el hecho que esto se menciona de pasada, sin comentarios, y probablemente apenas se le prestar� atenci�n. Podemos aprender muchisimo acerca del nivel moral de la cultura intelectual dominante de Occidente observando la reacci�n a esa pretensi�n. Pienso que podemos estar bastante confiados de que si la poblaci�n americana tuviera la m�s leve idea de lo que se est� haciendo en su nombre, quedar�a totalmente aterrorizada. Ser�a instructivo buscar antecedentes hist�ricos.

Si Pakist�n no consiente en �sta y otras pretensiones estadounidenses, tambi�n podr�a encontrarse bajo un ataque directo � con consecuencias desconocidas. Si Pakist�n se dobla a las pretensiones estadounidenses, no es imposible que el gobierno sea abatido por fuerzas muy parecidas a los Talibanes � que en este caso tendr�an armas nucleares. Esto podr�a tener efectos en toda la regi�n, incluidos los Estados productores de petr�leo. A esta altura estamos considerando la posibilidad de una guerra que puede destruir a una gran parte de la sociedad humana.

Tambi�n sin llegar a estas posibilidades, lo m�s probable es que un ataque contra los Afganos tendr�a m�s bien el efecto que muchos analistas esperan: enrolar� a muchos m�s para apoyar a Bin Laden, como �l espera. Y aunque le maten, no har� mucha diferencia. Su voz se escuchar� en cassettes que se distribuir�n en todo el mundo isl�mico, y probablemente se le respetar� como a un m�rtir, inspirando a otros. Vale la pena tener presente que un bombardeo suicida, un cami�n conducido contra una base militar estadounidense, expuls� de L�bano a la m�s grande fuerza militar del mundo hace 20 a�os. Las oportunidades para este tipo de ataques son infinitas. Y es muy dif�cil prevenir ataques suicidas.

P: "El mundo ya no ser� igual despu�s del 11/09/01�. �Piensa Usted esto?

Los horribles ataques del martes representan algo bastante nuevo en los asuntos mundiales, no por su tama�o y car�cter, sino por su blanco. Para Estados Unidos, �sta fue la primera vez desde la guerra de 1812 en que su territorio nacional se ha visto atacado, hasta amenazado. Sus colonias han sido atacadas, pero no el propio territorio nacional. A lo largo de estos a�os Estados Unidos ha virtualmente exterminado a la poblaci�n ind�gena, ha conquistado la mitad de M�xico, ha intervenido violentamente en la regi�n que le rodea, ha conquistado Hawaii y las Filipinas (matando a cientos de miles de Filipinos) y especialmente en el �ltimo medio siglo ha extendido su recurso a la fuerza a una buena parte del mundo. El n�mero de las v�ctimas es colosal. Por primera vez los ca�ones han sido apuntados hacia el otro lado. Lo mismo es cierto por lo que se refiere a Europa, hasta de forma m�s dram�tica. Europa ha sufrido destrucciones mortales, pero por guerras internas, mientras conquistaba la mayor parte del mundo con extrema brutalidad. No fue atacada por sus v�ctimas externas, con raras excepciones (por ejemplo la IRA en Inglaterra). Por lo tanto es natural que la OTAN se re�na para apoyar a Estados Unidos; cientos de a�os de violencia imperial tienen un impacto enorme en la cultura intelectual y moral.

Es correcto decir que se trata de un acontecimiento nuevo en la historia del mundo, no por el tama�o de la atrocidad � lamentablemente -  sino por el blanco. Es una cuesti�n extremadamente importante el c�mo Occidente elija reaccionar. Si el rico y poderoso elige atenerse a sus tradiciones de cientos de a�os y recurre a la violencia extrema, contribuir� a la espiral de la violencia seg�n una din�mica acostumbrada, con consecuencias de largo plazo que podr�an ser espantosas. Desde luego esto no es de ning�n modo inevitable. Un p�blico despierto al interior de las sociedades m�s libres y democr�ticas puede enderezar las pol�ticas hacia un curso m�s humano y honorable.

Tomado de www.struggle.ws , traducido por Arturo, Barcelona

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